Para conocer el origen del belén hemos de remontarnos a exactamente 800 años, cuando San Francisco de Asís, previo permiso del Papa Honorio III, montó el primer belén en la aldea italiana de Greccio (Italia), cercana a Roma. El fin no era otro que el dar a conocer a la población de manera física y palpable la humildad con la que nació Jesús mediante una representación de varios misterios realizados de una manera sencilla.
El belén instalado en este Palacio Episcopal ha recogido escenas de distintas civilizaciones como la romana, Jerusalén, Imperio Etrusco, Egipto y la antigua Babilonia, dando especial protagonismo, como no podía ser de otra forma, a Jerusalén, la patria del nacimiento de Jesús y donde se desarrollaron la mayoría de los misterios o pasajes bíblicos que acompañaron a tan magno acontecimiento.
Roma está representada por el Templo de Nimes, o Maison Carrée, dedicado a Cayo y Lucio César, acompañado de un arco de la victoria y una fuente junto a una representación de la columna de Trajano, cercana al rio donde se ubica una recreación del puente romano sobre el arroyo de Pedroches, en la provincia de Córdoba.
A continuación nos sumergimos en Palestina, Nazaret, donde se representan la mayoría de los misterios que acompañaron al nacimiento y la vida de Jesús…río, fuentes, mercados, construcciones hebreas que acompañan a los principales misterios.
El Imperio Etrusco se representa mediante los Palacios de Herodes, Masada, mandados construir por dicho monarca para su madre y su esposa.
Babilonia, con su impresionante Puerta de Ishtar y sus Jardines Colgantes, una de las siete maravillas del mundo, construidos bajo el mandato de Nabucodonosor II.
La jaima egipcia y su desierto donde se representa el pasaje de la Huida a Egipto da por concluido este magno y monumental belén diseñado y construido por la Asociación Belenista de Lorca.