Los Jardines Colgantes de Babilonia, una de las siete maravillas del mundo antiguo, fueron construidos en el siglo vi a. C. durante el reinado de Nabucodonosor II en la antigua ciudad de Babilonia (Babel de los textos bíblicos), a orillas del río Éufrates (Mesopotamia). Las aguas para regar las plantas eran traídas desde las orillas del río, que se encontraba en las faldas de la montaña. En los jardines se plantaron palmeras y árboles frutales, como el dátil y los cocos.
Se cree que sus diseños y construcciones se iniciaron en 600 a. C., por orden del gobernante en esa época Nabucodonosor II de la dinastía caldea del Imperio neobabilónico, como muestra de amor hacia su esposa Amitis, hija del rey Ciáxares del Imperio medio (Media o "Umman Manda"), para recordarle las montañas de su tierra. Es considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo junto con la Gran Pirámide de Guiza, el templo de Artemisa en Éfeso, la estatua de Zeus en Olimpia, el Mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría.
Los Jardines Colgantes son la única de las Siete Maravillas cuya ubicación no se ha establecido definitivamente.1 No hay textos babilónicos existentes que mencionen los jardines, y no se ha encontrado ninguna evidencia arqueológica definitiva en Babilonia.23 Se han sugerido tres teorías para explicar esto: en primer lugar, que eran puramente míticos, y las descripciones encontradas en los antiguos escritos griegos y romanos (incluyendo los de Estrabón, Diodoro Sículo y Quinto Curcio Rufo) representaban un ideal romántico de un jardín oriental; en segundo lugar, que existieron en Babilonia, pero fueron destruidos en algún momento alrededor del siglo i d. C.;56 y, en tercer lugar, que la leyenda se refiere a un jardín bien documentado que el rey asirio (704-681 a. C.) construyó en su capital, Nínive, en el río Tigris, cerca de la moderna ciudad de Mosul.