La Basílica Julia (en italiano, Basilica Giulia; en latín, Basilica Iulia) fue una estructura que en el pasado se alzaba en el Foro Romano. Hoy sólo quedan unas ruinas, principalmente de los cimientos. Se trata de una basílica civil construida en la segunda mitad del siglo i a. C. Este edificio público ofrecía un lugar para reuniones, procesos judiciales y otras actividades oficiales que se desarrollaban en el Foro.
Fue empezada a construir por Julio César en 54 a. C., de quien tomó el nombre sobre el espacio antes ocupado por la basílica Sempronia, erigida en 169 a. C. a lo largo del lado meridional del Foro, en el lado opuesto a la basílica Emilia. Aquella basílica Sempronia fue obra de Tiberio Sempronio Graco, padre de los tribunos de la plebe Tiberio y Cayo, quien para edificarla habría demolido la casa de Escipión el Africano y algunas tiendas de las Tabernae veteres.
Para despejar el solar, César tuvo además que desplazar la tribuna de oradores a la extremidad oeste del Foro Romano. Los trabajos constructivos se empezaron probablemente por el edil Lucio Emilio Paulo, hermano del triunviro Lépido en el año 54 a. C., en nombre de Julio César1. La dedicatoria se realizó antes de que los trabajos terminaran, en el año 46 a. C.1 y los costes de la construcción fueron abonados con el botín de la guerra de las Galias.
La basílica Julia fue acabada por Augusto, quien dio al edificio el nombre de su padre adoptivo. Pero se incendió poco después de su inauguración, posiblemente durante el incendio de Roma del año 14 a. C. y fue reconstruida por el mismo emperador, que la amplió. La consagró de nuevo, quizá antes de que se acabaran los trabajos, dedicándosela a sus hijos adoptivos Cayo y Lucio César en el año 12: Basilica Cai et Luci2·.3 Pero este nombre no perduró y el edificio fue conocido como Basilica Iulia. Se dice que Calígula se subió al techo de la basílica para lanzar piezas al pueblo que quedaba debajo.